“Barcelona, 8 de març…”
Corria 2011 cuando… jajaj me encanta ponerme abuela cebolleta a mi pronta edad… o igual ya no tan pronta!
Bueno total, que d’aquí dos dies torna a ser 8 de març i aquest any són les X Jornades d’Acció Feminista i Autònoma Se Va A Armar La Gorda per a Dones, Bolleres i Trans, que què és això?? Doncs unes jornades fetes amb molt de carinyo i moltes ganes que es van començar a fer al voltant del 8 de març l’any 2011, amb la idea que el 8 de març no només fos una manifestació el mateix dia pel centre de la ciutat o un article de màxim deu línies en un diari, sinó que fossin unes jornades de varis dies, descentralitzades, amb accions de diferents tipus… On poder gaudir de la reivindicació, fer-ho cadascuna a la seva manera i trastocar una mica l’ordre de la ciutat.
(Fil musical, sona “No calles más” de ProsOdia: “…La chispa se enciende ahora, aquí se va armar la gorda, empieza el 8 de marzo, pero caña todo el año…”)
Les activitats s’aglutinen en un cartell que a vegades està ple a vessar i a vegades no tant, com la vida feminista mateixa! Que a vegades tenim energia i força i a vegades no, que a vegades l’energia i la força l’hem de posar en un altre lloc i no passa res!
El que sempre hi ha des de fa nou anys i deu jornades és la tan esperada manifestació nocturna el 7 de març “Fem-nos fortes, fem-ho juntes, la nit és nostra”. Aquella que les més joves pensen que hi ha estat sempre, aquella que les més grans recorden que s’havia fet una vegada l’any 84, aquella que veiem créixer any rere any d’una manera brutal, emocionades, amb la pell eriçada cada vegada, que ens l’hem lluitat i gaudit de la primera a la desena.
“La nit és nostra” és un lema breu, concís i directe d’una de les coses que les feministes venim reivindicant des de sempre: perdre la por i passar a l’acció a l’espai públic i a més, de nit. La nit: allò que ens han venut com el pitjor dels malsons per a qualsevol que no sigui un home cis blanc i heterosexual. I és veritat, no és un lloc ideal, però La Gorda posa l’accent en passar a la pràctica col·lectiva i poder sentir que és possible caminar juntes de nit pels carrers sense homes cis ni permisos. Sortir de l’espai històric privat i treure la veu. Fer-nos visibles.
La vara de mesurar del sistema heteropatriarcal es materialitza de perles en la figura de l’home blanc hetero cis. Només que n’hi hagi un d’ells, en un espai format per, posa-li, 100 persones, aleshores el lloc està validat. En diuen segur. Té l’aprovació del sistema. Però, ah, si no n’hi ha cap i a més hi ha un consens explícit que no poden entrar, aleshores apareixen tots els problemes del món. Com no haig de poder ser-hi amb vosaltres? Quina opressió! Quanta violència! Etc.
La Gorda és un espai de totxs, autogestionat, i ens recorda que el feminisme autònom existeix i que té una altra manera de fer les coses fora dels circuits de les institucions o el capitalisme femifriendly. Sí, ja sabeu, aquell que amb un color lila de fons sempre té una samarreta, un llibre o una setmana especial en la qual vendre’t el que sigui (ahir mateix una cadena de supermercats anunciava la “setmana de la dona” entre passadissos de comestibles mentre jo buscava els flocs de civada, si em despisto m’encasqueten alguna cosa segur).
Amb tot això, també dir que deu anys de recorregut han sigut i són deu anys d’aprenentatge, de debats, d’accions més o menys satisfactòries, de subidons col·lectius i algun que altre disgust. D’escolta del que segueix passant entorn les violències que ens travessen i de continuar reivindicant les claus: autodefensa, autogestió i, la pantalla final, la fi del patriarcat.
Més informació d’aquesta edició i de les anteriors (que ja en són deu eh!) a:
https://sevaarmarlagorda.wordpress.com/
https://www.facebook.com/Jornades-Se-va-armar-la-Gorda-378550109182699/
https://twitter.com/se_va_armar
Sílvia Merino i Navalón.
Quiero escribir desde el cuerpo. Que sea mi cuerpo un campo de batalla pero que no duela, para así, poder hablar de gordofobia con todas las letras.
Gordofobia es una palabra que empieza a sonar en algunos espacios y entre algunxs de nosotrxs, aunque yo preferiría nombrarlo como gordx-odio, ya que si hablamos de gordofobia entendemos que es aquello a lo que le tenemos miedo o temor. Es decir, miedo a las personas gordxs. Y en realidad la gente gordófoba no siente miedo de los cuerpos gordos, siente rechazo.
Hablar de gordofobia es hablar de la violencia que se esconde bajo la frase “te lo digo por tu salud” porque, sinceramente, equipo, no hay la misma persecución a la gente que fuma, por ejemplo. Parece ser que cuando nos hablan de salud lo únicamente importante es el cuerpo, aunque es curioso que haya tantas personas preocupadas por nuestra salud física pero ninguna por nuestra salud emocional. ¿Realmente creemos que estar delgada es sinónimo ineludible de salud?
¿Por qué solamente se exige que sea saludable un cuerpo gordo? ¿Por qué, cuando vemos en Instagram alguna foto de instagramers delgadas comiendo cupcakes como si no hubiera un mañana, no pensamos que promueven la obesidad? En cambio si unx gordx hace la misma foto, seguramente tendrá varios comentarios de personas gordófobas opinando sobre su salud, la cantidad de azúcar que está ingiriendo o la gran propuesta de que adelgace, por ejemplo.
¿Quiere decir entonces que por el simple hecho de existir siendo gorda ya promuevo la obesidad?
Es incómodo ver cómo una gorda muestra su carne, debemos ir tapadas y tener siempre la intención de hacer una dieta.
Por otro lado, la sociedad te señala todo el rato como única responsable, ya que ser gorda es “un problema” que depende de ti, que tiene solución. No es que seas coja, es que eres gorda y es tu responsabilidad. Por lo que aquí entra la culpa por no conseguirlo, por no ser lo suficientemente fuerte y constante para hacer la dieta y cumplir ese canon con el que, al fin, estar tranquila.
La gordofobia nos ha llevado a todos, y sobre todo a todas, a la conclusión de que lo peor que te puede pasar en la vida es ser gordx,
pero ¿qué es ser gordx? Una construcción política, un discurso donde muchas personas vivamos frustradxs y releguemos nuestra autoestima a la aprobación ajena y de esta manera, nunca estemos del todo contentxs de cómo somos por fuera y nos preocupemos, aún menos, de cómo somos por dentro.
Nos bombardean con imágenes prototipadas por todos lados, dietas milagrosas, pastillas de colores y barritas con sabor a caramelo. Se
lucran con nuestro dinero de gordxs en ofertas del gym cuando se acerca el verano ya que al parecer, para ir a la playa, hace falta tener un cuerpo delgado.
Resulta increíble la contradicción del discurso neoliberal de quererse a unx mismx con este discurso del sistema capitalista que nos vende batidos milagrosos con el fin de hacernos, prácticamente, desaparecer.
¿Si los kilos son míos, por qué te pesan tanto a ti?
He experimentado en mi cuerpo gordo muchas de estas sensaciones y situaciones, y en las aulas de los institutos, cuando hago los talleres,
incluso de los instis más guais y más alternativos, también sigo sintiendo y escuchando, ahora, hoy, en el 2020, GORDA como un insulto.
El otro día, en el aula, una chica con un cuerpo gordo le contestó a un compañero “Wauuuu gracias, tío, por dejarme claro que soy gorda, no me había dado cuenta”. Me pareció una respuesta maravillosa, llena de inteligencia, amor propio y sarcasmo.
Ahora bien ¿cómo hacer para poder tener una adolescencia plena con nuestro cuerpo no normativo? ¿Cómo poner en marcha el empoderamiento desde nuestro propio cuerpo?
Si bien la autoestima no es algo que compramos en el súper y es una sensación que cambia diariamente, sí podríamos decir que se construye colectivamente y desde la mirada del otrx.
Para mí ha sido clave el feminismo. Desde una mirada feminista somos capaces de acercarnos, aceptar y deconstruir muchas cosas aprendidas sobre los cuerpos gordos. El feminismo ha hecho que las ganas de contar mis debilidades a mis amigxs sean mayores y, con esto, nos hemos hecho algunxs un poquito más fuertes, más sabias y más humanas. Desde algunos feminismos, si cambiamos el estigma de GORDA (cuerpo sudoroso, que huele mal, un cuerpo vago, cansado, etc) por nuevos conceptos donde cuerpos disidentes son atractivos, deseados y sexuados.
No siempre es fácil ni cada día unx se siente con energía y empoderamiento para quererse y respetarse, pero estaremos de acuerdo en
que este es el único camino: SEGUIR.
Es por eso que el feminismo radical es dejar de pedir disculpas por nuestros cuerpos y empezar, en
cambio, a pedirle disculpas a NUESTROS cuerpos.
Militar como feminista en lo gordo y de esta manera, aceptar, bailar, escuchar, reír, tocar, compartir y gritar desde mi cuerpo gordo es una decisión que reviso cada día. Para mí, hacerlo, siempre son ganancias. Empezar a tomar consciencia de no dañarnos y seguir tejiendo redes de apoyo donde construir y seguir existiendo. Porque los cuerpos disidentes estamos aquí, allí y en todas partes.
¡No nos conocemos pero nos necesitamos!!
Y es por eso que me gusta pensar que este gordoodio dejará de existir. Que en las aulas dejaré de escuchar la palabra gorda como insulto. Que la resignificaremos y que los cuerpos gordos dejarán de ser públicos y los haremos nuestros más que nunca. Hay que afirmarlo para que pase, las cosas hay que nombrarlas para que existan.
Por todo esto, y con todo esto vamos a empezar, aunque sea con miedo, empecemos hoy el camino del autocuidado.
Soy gorda y vengo a comerme vuestros prejuicios.
Kotu.
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