Síndrome de la Impostora

Síndrome de la Impostora

Hoy iba a escribir sobre otro tema, quería hablar sobre el hecho de abandonar la heterosexualidad y ser/devenir lesbiana, sobre los privilegios que se dejan atrás, sobre la libertad y seguridad que se encuentra al dejar de querer complacer a los hombres. Sobre qué significa ocupar el lugar de las oprimidas, y sentirse, al mismo tiempo, más satisfecha que nunca. Pero no lo haré, hablaré de otra cosa, porque no me sentía preparada para abordar un tema como este, alrededor del cual giran algunos debates dentro del feminismo y lesbianismo en los que ya hablan las expertas, las que saben, las que sí tienen algo que aportar. Lo reconozco, me ha invadido la inseguridad y por eso hablaré del Síndrome de la Impostora.

El miedo a que se descubra nuestra incapacidad. Miedo a equivocarnos. Miedo a estar sobrevaloradas y creer, en el fondo, que no lo merecemos. Ese bloqueo que nos hace sentir que no podremos llevar a cabo correctamente nuestras tareas, que vamos a equivocarnos, o que lo que hacemos/decimos no vale la pena. La creencia de que siempre habrá alguien que lo haría mejor que nosotras, lo diría mejor, lo escribiría mejor.

Las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes acuñaron este término en 1978 al identificar estos pensamientos en ellas mismas y tras realizar diversas investigaciones y encontrar de forma repetida este tipo de sentimientos en distintas personas. Se habla de este síndrome en femenino porque los estudios confirman que, efectivamente, afecta más a las mujeres o personas que forman parte de las mal llamadas minorías.

Clance e Imes escribían “A pesar de contar con logros académicos y profesionales extraordinarios, las mujeres que sufren el síndrome de la impostora están convencidas de que en realidad no son inteligentes y de que han engañado a quienes creen que sí lo son. (…) (Creen que) su éxito ha sido cuestión de suerte y que (….) salvo que realicen un trabajo hercúleo (…) no podrán mantener el engaño” [1] y serán descubiertas.

 

 

El reconocimiento de lxs demás, los cumplidos, las tareas bien hechas anteriormente, los estudios, las lecturas, nuestras experiencias, conversaciones, todo eso pierde valor frente al temor a ser descubiertas.

Pero esto no es un hecho individual de una o dos, ni genuino de las mujeres, es una consecuencia más de crecer y ser socializadas en el patriarcado. Se trata de una forma más de violencia simbólica que el sistema patriarcal ejerce sobre nosotras. A las mujeres (y también a quien no sea un hombre blanco cis heterosexual) se nos ningunea, banaliza, ridiculiza, o incluso insulta, desprecia, encasilla, etc.

¿Cuántas veces en reuniones, asambleas o incluso con amigos nos han interrumpido para seguir diciendo exactamente lo que nosotras estábamos diciendo? ¿O por el contrario han hecho como si no escucharan lo que acabamos de decir? ¿Cuántas veces al ir al mecánico con un amigo se han dirigido a él a pesar de ser nuestro coche? ¿Cuántas veces hemos dicho eso de “explícalo tú que lo entiendes mejor?” ¿Cuántas veces hemos visto conferencias en los que los ponentes son en su totalidad hombres? Todo esto no es gratuito.

Porque incluso aunque nos consideremos a nosotras mismas como personas inteligentes, esto no bastará. Ya que entre la necesidad de demostrar que valemos y todos los impedimentos para desarrollar nuestras habilidades en igualdad de condiciones, sabemos que creer que somos inteligentes no nos bastará.

 

 

Para reapropiarnos de la seguridad en nuestras capacidades que nos han sido desposeídas nos toca ponernos al frente, nos toca agenciarnos de nuestras acciones. Necesitamos que este sea un proceso colectivo (como en casi todo), en el que nos validemos entre nosotras, que podamos hablar y compartir con otrxs esta inseguridad para ir tomando conciencia de que no se trata de algo que esté mal en nosotras Asumir que debemos poder equivocarnos, o al menos, que se aprende haciendo, exponiéndonos. No es fácil esto del manido empoderamiento, suena muy bien, pero es un proceso arduo e irregular (que tiene sus recompensas), pero nos toca seguir peleando, seguir conquistando espacios (y actitudes) que nos han sido negados.

A mí me acompaña el feminismo en esto, por un lado porque me ayuda a identificar muchas de las cosas que me suceden, como esto de que hablo hoy, para poder contextualizarlas, y por otro porque posibilita un lugar con mis compañeras en el que hablar, compartir, identificarse e impulsarse.

Así pues, dicho todo esto, me comprometo, en un acto casi político, a plantarle cara a este patriarcado que me quiere callada, empequeñecida y dócil y escribir en algún otro post sobre lo que significa abandonar la heterosexualidad y habitar el lesbianismo.

 

Laia Sanz Bastons.

 

 

[1]  P. R. Clance and S. Imes, “The Imposter Phenomenon in High Achieving Women: Dynamics and Therapeutic Intervention,” Psychother. Theory, Res. Pract., vol. 15, no. 3, pp. 1–8, 1978. https://www.paulineroseclance.com/pdf/ip_high_achieving_women.pdf

 

Paraules noves.

Paraules noves.

Em toca fer el post de la setmana i igual que moltes de les meves companyes em poso nerviosa i no sé què escriure… com som! Això em fa pensar en totes les vegades que m’he vist davant el full en blanc i, concretament, en un taller d’escriptura creativa transfeminista per a identitats no heteronormatives en el que vaig tenir la sort de participar farà cosa de dos anys. M’atreveixo a dir que aquella tarda freda d’hivern totes les participants érem un manyoc de nervis! Com som… M’estalviaré la reflexió en clau de gènere.

En aquell taller vam jugar amb les lletres, les paraules, els textos, el so, el moviment, l’energia, el col·lectiu, el silenci, la interpretació… Ens vam inventar un munt de coses, va ser fàcil a estones i un repte personal i grupal en altres moments, divertit, engrescador.

I pensant en aquell dia i en què vam fer i en el que en va sortir (i parlant-ne és clar, que aquí poques coses les pensem soles), penso en allò que no busquem la igualtat, que no volem que tot segueixi igual, que volem transformar, i que per això ens calen noves formes de fer i d’entendre que han de tenir paraules per anomenar-se que encara no tenim i aleshores arribo a allò que el llenguatge genera realitat i que el que no es diu no existeix… Al taller vam tenir l’oportunitat d’inventar-nos unes paraules i després, d’escriure contes molt ràpidament amb alguns d’aquells mots (també els de les companyes) i amb quatre premisses, aquest n’és un dels resultats, i ara podria dir allò de ‘quina vergonya’, però què carai, comencem a canviar la realitat! Espero que us agradi:
(a sota el glossari que necessiteu;)

“… y no va y el otro día, yendo a vaciar la casa de mi yaya, me encuentro, detrás de la cómoda de madera de color burdeos, un librito chiquito, viejo, encuadernado caseramente con un hilo grueso encerado, dorado, como de zapatera! Le retiro las pelusas de polvo con la mano (que deben de tener veinte años cómo poco!) y leo el título “Alegrías del delirio del baile”, ya nadie ni nada me va a sacar del suelo helado de baldosas viejas (en las que es muy fácil perder un pendiente) durante las próximas cinco horas, chiquito pero intenso! Voy descubriendo poco a poco que se trata del relato de una época en que unxs tipxs, haciendo esto mismo que hago yo ahora, encuentran una máquina que se llama Miela que sirve para suplir algunas necesidades afectivas en ausencia de las grandes cuidadoras, pero es que sigo leyendo y se ve que no se trata de una máquina que la inventora usara cuándo tenía que ir a currar o cosas así, sino que la dejaba a sus colegas cuándo ella necesitaba largarse y dar rienda suelta a su ramilibia, en total, que es un relato de un relato que ahora os cuento así de cualquier forma, rápido y sin que se entienda mucho nada, porque me siento en un estado de encobai individual que necesito compartir ya mismo con mis compas en persona, así que en otro momento os sigo contando queridxs, porque hay mucho más! También hay una máquina que detecta la toxicidad en las historias! que se llama Frécora, que es la monda y yo quiero una ya! Va… volveros ya! que extraño minecta con vosotrxs!”

Glosario de herramientas transfeministas:
Miela: Máquina inventada en el Siglo XIII, en Europa, por una señora vieja llamada Elisa Miela, con el fin de dar caricias y calor cuando ella no estaba presente. Se trataba de un sistema de engranajes y ruedas con plumas pegadas que giraban en redondo y un pequeño bote de aceite con hierbas que iba echando gotas en el cuerpo desnudo de la persona sentada en la máquina.
Ramilibia: Entramado de nervios en forma de árbol presente en los antebrazos de los cuerpos transfeministas. Se activan en situaciones de sororidad y/o autodefensa, creando un aumento de energía y fuerza en la persona. Sus manifestaciones más comunes son en forma de caricia, abrazo o puñetazo.
Encobai: Estado superior de conexión colectiva, caracterizado por la sincronía telepática y la vibración epidérmica, que alcanzan algunos grupos, en momentos de apertura emocional conjunta extrema. Muy pocas veces es alcanzada en su plenitud, pero su búsqueda propicia procesos sorprendentes y fortalece los vínculos, según dicen lxs que lo intentan, resulta muy estimulante.
Frécora: Utensilio de uso doméstico en forma de manómetro que detecta el grado de toxicidad en las relaciones y pita en el momento en que una situación interpersonal debe ser inmediatamente interrumpida para salir a tomar el aire.
Minecta: Práctica sexo-afectiva que consiste en conectar y establecer un vínculo espiritual emocional y sensorial únicamente con la mirada. Ver a través de los ojos de la otra persona.

Sílvia Merino i Navalón (Glossari inventat per totes lxs que vam participar del taller <3)

 

 

 

La comunicació és un camp de batalla

La comunicació és un camp de batalla

La comunicació entesa com el procés de transmissió i intercanvi de missatges entre un emissor i un receptor aplicada a les entitats, la publicitat, campanyes de sensibilització, premsa, etc., ha esdevingut en els últims anys un espai més de lluita del feminisme. Un àmbit pel que lluitar, ja que té el potencial de transformar (pensaments, comportaments) i és una eina amb què es pot dir, denunciar i proposar o incidir a favor d’un món feminista.

La comunicació feminista no és un anunci de compreses en què hi apareixen dones esportistes o amb cossos relativament fora de la norma, ni és un anunci d’una beguda refrescant amb protagonistes lgtbi+. Tampoc ho és que a la premsa majoritària progre s’hi encabeixi una secció on es parla de feminisme, que no ho rebutjo, almenys a diferència de fa pocs anys existeixen, però tot això no vol dir fer una comunicació feminista sinó més aviat un purplewashing pels mitjans de comunicació que saben que el feminisme, com la temàtica lgtbi+, tenen cada vegada més gent interessada.

Per tal que la comunicació sigui feminista no només es tracta d’incorporar el gènere com a temàtica ni de què les dones adoptin el rol de comunicadores o estigui dirigida exclusivament a elles. Es tracta d’una concepció del món i de la vida.

Significa aplicar la perspectiva de gènere a allò que volem comunicar, reconèixer les relacions de poder que es donen entre els gèneres, en general favorables als homes com a grup social i discriminatòries per a la resta d’identitats. També que aquestes relacions s’han construït històrica i socialment i que travessen tot l’entramat social i interaccionen amb altres relacions socials, com les de classe, raça, edat, identitat o orientació sexual, entre altres eixos.

La perspectiva de gènere aplicada a la comunicació ha de fer evident l’impacte que té el gènere en les oportunitats de les persones, els seus rols socials i les interaccions amb altres. I buscar desnaturalitzar el poder atribuït a la relació entre els gèneres i mostrar que els models home/dona són construccions socials/culturals que se’ns imposen. Posa en dubte els estereotips amb què som educats possibilitant així la concepció i creació de noves formes de socialització i relacionar-nos. És a dir, contextualitzar tenint en compte tot el que estem dient.

A l’Estat Espanyol afortunadament tenim diferents exemples de premsa, blogs o entitats de comunicació feminista, per exemple Pikara Magazine, Almena Cooperativa feminista, La Tremenda, La Bonne, La Cooperativa de Tècniques, La Clara Comunicació, Mundo pnitas, entre moltes altres.

Així doncs, comunicació feminista vol dir tenir una mirada crítica sobre allò que comuniquem, vol dir no pretendre ser “neutrals” davant una notícia, significa empatitzar, contrastar degudament les dades, qüestionar tot allò que se’ns ha dit que és “lo normal“, significa sens dubte repensar sobre el que és noticiable o no, és a dir, no seguir la lògica de l’oportunisme i la urgència dels informatius, implica pensar en l’impacte que té en subjectivitat de les persones allò que compartim.
Fer camí en la dificultat de treballar sota aquestes premisses en un món en el qual la comunicació funciona al contrari i en la que els grans productors de contingut són empreses dirigides per homes blancs cis de classe alta amb una clara voluntat de perpetuar un sistema d’opressió i d’influir en la generació d’opinió. Vol dir ser conscients que el nostre pensament i el que diem és producte del pensament col·lectiu: res del que diem ho hem pensat soles. Comunicació feminista és ser responsables i assumir que al comunicar estem generant pensament.

Laia Sanz Bastons